miércoles, 15 de julio de 2015

Por qué siempre sonríe y saluda

Días, meses sin escribir en mi añejo blog... el mismo del año uno.

Hoy fue uno de esos días de preguntas extrañas de las personas, desde lo cotidiano hasta lo más complejo.

Sita Eva, ¿por qué usted siempre saluda y sonríe?
¿Académica, usted?
¿Por qué tiene buen humor y bromea siempre?  
¿Por qué se ve feliz?


Respondí cada una de las preguntas a las personas que las hicieron.


Al conserje de mi edificio la primera, siempre saludo y me despido, y sonrío pues me nace, no tengo porqué andar con cara de perro por la vida, da paz y tranquilidad sonreír, es estar con una actitud más grata.


Luego el chófer del colectivo, pensaba que yo era extranjera y luego que era artista de no sé que cosa, me reí mucho, simplemente le dije, si... trabajo en la universidad, no muy crédulo... miró con el rabillo del ojo.


Mis alumnos me preguntaron por el tema de mi humor, entiendo que es "diferente", "extraño" y mis estudiantes que me conocen hace más tiempo se lo toman más light, es parte de mi esencia, aunque a veces exudo ironía, intento bajar revoluciones... pero siempre me he reído de mi misma y opto por el autobullying. Aunque igual los molesto :)



Y la última, ahora por la tarde/noche... fue la clásica que vincula mi estado estepario, soltería o como se llame... y porqué razón soy feliz, si "falta algo" según lo estereotipado que debe ser la vida de una mujer profesional, ya adulta...

Y si a veces latea la preguntita de rigor, pero hoy andaba particularmente en paz, había tenido un buen día, simplemente respondí: es porque decido ser feliz cada día, si me amargo, me deprimo y me hundo por cada cosa gris o negra que me pasa, ya estaría bajo tierra; por lo tanto opto por estar bien, contenta... alivia el corazón, no pienso tonteras y trato de ir liberando carga; lógicamente a veces es complejo, pero soy infinitamente porfiada (está en mi ADN), así que a tirar pa'lante y ser feliz con lo que me toca cada día.


Simplemente respiro y vivo...

Y si, tenías ganas de escribir algunas lineas.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Lo de siempre


Animal de costumbre, asumo que va en mi impronta, la estabilidad, la certeza y la confianza.

Me agrada saludar en la mañana al Conserje del edificio donde vivo, luego en la esquina a Don Juanito (dueño del Kiosko) a quien compraba antes chocolates y pañuelos desechables, y mi chicle favorito; ahora con la nueva alimentación, solo compro pañuelos no más.

Los saludos son parte de mi ritual mañanero, es una costumbre.

Como lo es mi "lugar" en mi segundo hogar en "Anayak" (clásico restauran en Viña del mar), y pedir "lo de siempre", lo mismo ocurre en otros cafés de mi ciudad bella, es como ir al café al lado del mar y que me traigan un expresso doble y agua mineral.
Supongo contribuye mi naturaleza taurina en buscar instancias que me sean acogedoras y seguras, conocidas, como echarse en el sillón de turno y adoptar siempre la misma postura, en fin...

Lo mismo me sucede con las personas, mis amistades, que están ahí siempre y yo también para ellos.

Por eso me ha descolocado estos días la súbita preocupación de algunos que no estuvieron antes y ahora aparecen de la nada.

O lo que me pasa cuando hago favores, casi por inercia, sé y comprendo que no debo esperar nada de nadie, y actúo porque me nace, aun me sorprende cuándo suponen que soy banco o paño de lágrimas o debo resolver todo, y en parte es por lo mismo, por lo de siempre, como dice mi cardiólogo: "los tienes mal acostumbrados"... y quizás tenga razón.

Días rudos y grises, donde veo donde estoy, salto o no salto.

O quizás el mismo hecho de mi propia forma de ser, me repliego y no comento mucho que me pasa, por lo de siempre, de tener que resolver mis cosas y las del resto...

Al menos en teoría me quedan unos 20 años de vida y esos deben ser distintos, en el tema del trato de las personas que me rodean.

Es como estar atiborrada de gente gris, bajoneada, que subsume energía y que contagia con la nube de oscuridad y si eso ha sido "el siempre", es el momento de despejarme e iluminar mi espíritu, la meditación ayuda, ejercitarme y comer más sano; pues el desmalezamiento es un poquitín más complejo.

En fin, animal de costumbre, adaptable y flexible.

A secar mis ojos y ponerme de pie, no queda otra.